lunes, 21 de diciembre de 2009

Tocamientos Impuros


Para ser alguien en el mundo real cada día es más necesario serlo en los cybermundos. No estar en facebook es una rareza. Ser un grupo y no tener myspace es un sinsentido. No escribir en un blog, en fin, dejémoslo, es lo que estoy haciendo. Ya no solo de porno vive la red, ahora podemos intercambiar chismorreos y descubrir bandas a las que antes nos sería difícil acceder. Internet no debiera ser un enemigo del mundo de la música, sino un aliado.

Pero ahora ya no compramos CDs. Llevamos la música en reproductores mp3, en el móvil, o en cualquier gadget de última tecnología. Yo no he podido resistirme a este último: una piedra USB. Solo sirve para ocupar un puerto del ordenador, pero no consume nada y se le pueden inventar mil aplicaciones disparatadas para cuando alguien te pregunte sobre sus prestaciones. Y además no lleva auriculares.

Y aquí viene el por qué del título de este post: ¿no sería mejor aparcar los auriculares y acudir a más conciertos? ¿no es pelín onanista esto de escuchar la música a solas? ¿no es más divertido y orgiástico escucharla rodeado de gente? mmmm... esos tocamientos impuros en vivo y en directo...

Además todos los músicos que conozco se están tocando encima. ¿Por qué cuesta tanto llenar una sala con taquillas a precio de entrada de cine? No es el problema de los grandes grupos, lo sé, pero cuando pienso en los que además llevan (y acarrean y montan) su propio equipo, se me llevan los demonios. Claro que con estos pensamientos es lo que me merezco, el infierno.

A ver quién toca hoy...

Alejandro Parvo

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